23 de Julio, 2024 - El don del arrepentimiento

El don del arrepentimiento

23 de Julio, 2024

Hechos 3:19 (AMPC) “Así que arrepiéntanse (cambien de parecer y de propósito); vuélvanse y vuelvan [a Dios], para que sus pecados sean borrados (borrados, limpiados), para que los tiempos de refresco (de recuperarse de los efectos del calor, de revivir con aire fresco) puedan venir de la presencia del Señor.”

Cuando las personas nacen de nuevo, se arrepienten de haber rechazado a Jesús. Puede que no lloren o se revuelquen en el suelo, pero eso es lo que está sucediendo; que han decidido recibir a Jesús como Salvador y seguirlo. Están pidiendo perdón por el pecado (singular) de rechazarlo y recibiendo la nueva vida, la vida eterna. Entonces, para aquellos de nosotros nacidos de nuevo que pecamos, también tenemos acceso al arrepentimiento y al perdón de los pecados (plural) que hemos cometido. En ambos casos, hay arrepentimiento. El primero es arrepentimiento por rechazar a Jesús y el segundo es arrepentimiento piadoso de los pecados cometidos y alejarse de ellos. El arrepentimiento nunca es un sentimiento, sino una buena decisión tomada, basada en lo que has escuchado de la Palabra de Dios y la obra del Espíritu Santo. Arrepentirse es algo que tú y yo haremos, no el (arrepentimiento) religioso en el que te sientes culpable y tratas de hacer algunas obras para limpiar el desastre que has hecho, sino el bíblico, donde estás arrepentido y necesitas que la sangre de Jesús te limpie.

El arrepentimiento es un don. El Señor ha hecho un camino para que vengamos a Él, y el arrepentimiento que se origina en la tristeza piadosa cambia nuestras vidas.

La Palabra dice que la tristeza piadosa obra arrepentimiento, y esta Palabra fue dicha a la iglesia de Corinto, a los creyentes nacidos de nuevo, llenos del Espíritu. 1 Juan nos enseña que cuando confesamos nuestros pecados como creyentes nacidos de nuevo, la sangre de Jesús nos limpia de toda maldad. Cuando confesamos y nos arrepentimos, no estamos naciendo de nuevo, otra vez, sino que estamos volviendo a nuestra posición de justicia. Una cosa de la que necesitamos tener cuidado es de entrar en la conciencia del pecado, donde siempre estamos revisando nuestra túnica de justicia porque nunca nos sentimos lo suficientemente buenos, y tememos que los pecados de comisión, omisión, permisión, y cualquier otro tipo de “misión” que se te ocurra hayan manchado nuestra túnica. Esto no es espiritualmente saludable. Sabes cuando estás caminando o viviendo en pecado, y sabes que debes confesar y arrepentirte de ese pecado porque si no lo haces, ese pecado se convertirá en una especie de muerte. Cuando nos arrepentimos, nos preparamos para un refrigerio de la presencia de Dios. No hay nada como el refrigerio del Señor. El Espíritu Santo te vigorizará y entonces serás capaz de vivir victoriosamente. Recuerda, arrepentirse no es solo decir, "Lo siento," pero es cambiar tu curso, cambiar tu mente, y cambiar tu acción. Como decía mi Mama: "Arrepentirse es como arrepentirse". ¿Estás listo para un gran refrigerio del Espíritu Santo? Yo también lo estoy.

Pr. Mark Garver

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